De la serie A espaldas de la noche. 2016

“Pieles de la memoria”

Resulta verdaderamente inverosímil dentro de la llamada generación 00 del Arte Cubano la obra de Javier Ampudia Pacheco, esta no parece sufrir los dolorosos embates de las contaminaciones poéticas, formales, estéticas y conceptuales a que son sometidas la mayor parte de las obras y los creadores más noveles, más aún, cuando el áspero y delicado contexto suele regir la inmensa producción visual, convirtiéndose a veces, en una especie de imán, o en la inminente Caribdis de la Odisea Homérica que, no parece dejar con vida lo que no pueda sostenerse por sí misma, o simplemente no esté preparado para soportar sus desafueros.

Este creador y su obra parecen devenidos de otro contexto, con método y recurso muy particulares, que hacen de sus imágenes un “objeto extraño” dentro amplio espectro orbital en que se bambolea el arte cubano contemporáneo; donde se da cita, como eje direccional de su obra, una especie de plataforma academia-pictórica, devenida en experiencia sociológica y antropológica, también personal, que nos sitúa prematuramente ante esta muestra, en los que se pudiera clasificar en; La envoltura empapelada como escudo filosófico, máscara y resorte del comportamiento humano y su contexto, y que sin lugar a dudas tiene su espejo y reflejo omnipresente en esta producción seriada.

De la serie A espaldas de la noche. 2016
De la serie A espaldas de la noche. 2016

Bajo el título de Pieles de la memoria, se presenta el menú-visual de este creador que busca a toda costa imantar un halo de enigma e incertidumbre por donde ha de transitar cada una de estas piezas. Esta una muestra abonada, como en toda su producción anterior de un sostén filosófico incuestionable, donde su figuración abstracta resulta una condición sine qua non para comprender toda la visualidad poética, esta, a su vez, va acompañada bajo la máscara de lo estéticamente “bello” para hacer detonar los más diversos pensamientos, comportamientos y contextos en lo que habita el hombre como ce(n)tro de sus narraciones, y que desde una postura tautológica, utilizando el aparente e “inofensivo” papel como cimiento de las narraciones, nos coloca en un primer plano esta representación simbólica y semántica que se convierten en su piel más visible para desentrañar los laberintos de la naturaleza humana, hilvanado con un virtuosismo académico exquisito, y que a su vez no parece tener ancla en ningún sitio de la escena artística cubana, metamorfoseada y vestida de belleza para esconder la carga psicológica y emotiva que habita en cada pieza; otro elemento es el enlace compositivo, la construcción-manual-matérica-objetual de cada envoltura de papel, con precisión exacta, casi matemática de estas almas empapeladas que, constantemente abrazan lo teatral y lo ambiguo; por otro lado el uso del color parece tomar su cuota de protagonismo, colmada en su mayoría por el contraste entre lo claro y lo penumbroso, en una suerte de ambiente cinematográfico entre la figura y su contexto, aflorando ciertos aires de soledad y aislamiento, pero también nos remite hacia una búsqueda de paz interior, ensueño y sosiego que, colocada delicadamente en el espacio, como si estuviesen manipuladas o torcidas por cordeles muy trasparentes, sin posibilidad de hablar o defenderse, y que nos lanza su bumerán al colocarnos en una pose incómoda, por el hecho de que también pudiéramos habitar y coexistir en ese sitio, como una diana visible, como seres absolutamente en estado de soliloquio, enlazadas infaliblemente a la condición humana y su dialéctica de la vida.

Toda esta canalización de situaciones, pudieran dar como resultados estos seres-“experimentos”, malformados y torcidos que con formas de papel buscan a toda costa un pequeño y sutil roce con la paz interior y la felicidad personal; cuyo resorte narratológico tiene como cimiento la propia utilización de los títulos de las obras, sugestivas en su mayoría de una poesía discursiva; Ser de angustia, A espaldas de la noche, Descanso, La piel de un beso, Vuelo, entre otras que, sin lugar a dudas nos sitúan frente a un discurso cuyo ingrediente esencial consiste en extrapolar y registrar al lienzo todo un estado psicológico por los cuales transita, vaga, pero también busca asilo la especie humana.

Lázaro Prieto González

Octubre 2016

Presidente Sección de Plástica (AHS)

Pinar del Río, Cuba

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